Verduras, frutas, cereales, pescado azul. .. Son muchos los alimentos que tienen probadas propiedades anticancerígenas, así como hay otros poco recomendables. Un tema muy de actualidad, después de las recientes declaraciones de la OMS. Conocerlos e incluirlos o no en nuestra dieta puede ayudarnos a estar más sanos.
Entre los factores que intervienen en la aparición y desarrollo del cáncer, la alimentación tiene un papel primordial. Según la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) , más de 32.000 muertes anuales por esta enfermedad en nuestro país son debidas a una dieta inadecuada y al sedentarismo.
Una alimentación variada y equilibrada
Diversos estudios científicos han confirmado que comer determinados alimentos, como el brécol, la zanahoria o los tomates, previene la aparición de tumores. El más reciente, realizado en nuestro país, demuestra que las mujeres que ingieren aceite de oliva virgen extra están más protegidas frente al cáncer de mama (ver recuadro).
- Lo importante es el conjunto. Sin embargo, aunque hay alimentos con probadas propiedades protectoras, no hay que caer en el error de creer que si se comen éstos y se evitan los alimentos «malos» estaremos a salvo. Los oncólogos y nutricionistas coinciden en que es el conjunto, no un solo alimento o una de las sustancias que contiene, lo que puede ayudar a prevenir el cáncer. y no únicamente la alimentación, sino llevar un estilo de vida saludable que incluya la práctica de ejercicio físico regular, la no ingestión de sustancias tóxicas, como el alcohol y el tabaco, y mantener alejado el estrés.
Los más saludables e imprescindibles
Estos alimentos deberían comerse a diario, varias veces al día y con moderación.
- Frutas, verduras y hortalizas frescas. Contienen una gran variedad de nutrientes (fitoquímicos, vitaminas, minerales, fibra...), imprescindibles para realizar funciones metabólicas básicas. Se recomienda tomar un mínimo de cinco raciones al día, tres o cuatro de verduras y hortalizas y dos o tres de fruta, de distintos colores, ya que éstos indican la existencia de diferentes sustancias beneficiosas. Las frutas y verduras protegen especialmente frente a los tumores malignos de la boca, el esófago, el pulmón, el estómago, el colon, el páncreas, la mama y la vejiga.
- Cereales integrales. Seis raciones al día es lo ideal y, en este caso, mucho mejor integrales. El pan, la pasta, el arroz, el trigo sarraceno, la quinoa o el mijo pueden ser un buen acompañamiento o formar parte de ensaladas y otros platos. La fibra de los cereales integrales capta los radicales libres (causantes del envejecimiento y de enfermedades como el cáncer) y evita su absorción y acción en el intestino. Además, ayuda a combatir la obesidad, uno de los factores de riesgo más importantes en el desarrollo del cáncer, principalmente de esófago, estómago, colon, mama, útero e hígado.
- Legumbres. También ricas en fibra, las legumbres son un buen plato anticáncer mezcladas con cereales. Las lentejas, por ejemplo, bloquean los receptores de estrógenos y evitan el crecimiento de las células tumorales. Si las tomas como guarnición, en lugar de como primer plato, puedes comerlas a diario.
- Frutos secos y semillas. Lo mismo podemos hacer con los frutos secos y semillas, también muy beneficiosos y que podemos incorporar a ensaladas, guisos y postres. Comer un puñado de nueces (25 gramos) a diario protege contra el cáncer de mama, según un estudio.
- Pescado azul. El salmón, la sardina, la anchoa, el atún, la caballa... Todos los pescados azules son ricos en Omega 3, un ácido graso que reduce el crecimiento de las células tumorales, por lo que se recomienda tomarlos al menos tres veces por semana. Enlatados en agua o aceite de oliva son igual de saludables, prefiérelos a las conservas en aceite vegetal sin especificar.
- Probióticos. Las leches fermentadas (yogur, kéfir) y otros alimentos con bacterias probióticas (chucrut o col fermentada) favorecen el equilibrio de la flora intestinal. Con ello ayudan a conservar el sistema digestivo limpio, mantienen la salud del sistema inmunitario y evitan la formación de sustancias potencialmente cancerígenas causantes de tumores como el de colon y de vejiga.
Los cuatro fantásticos.
Los alimentos no curan, pero aportan nutrientes que ayudan a reducir el riesgo de sufrir la enfermedad. En una dieta anticáncer hay cuatro que no pueden faltar por sus probados beneficios.
- Aceite de oliva. Una dieta mediterránea rica en aceite de oliva virgen extra (cuatro cucharadas al día) protege contra el cáncer de mama, según un reciente estudio realizado en Españacon más de 4.000 mujeres. Úsalo virgen extra incluso para freír.
- Cúrcuma.Esta especia se utiliza en los tratamientos contra el cáncer porque inhibe el nacimiento del tumor y reduce su crecimiento, produce la muerte de las células cancerosas y potencia el efecto de la quimioterapia. La cúrcuma es uno de los ingredientes del curry. Otras especias especialmente recomendadas son el jengibre, la pimienta negra y el tomillo, así como el aliño con ajo y perejil, mejor crudos.
- Brócoli. Ésta y otras crucíferas (coles de Bruselas, col blanca y roja, repollo, lombarda ... ) contienen activos que evitan el desarrollo y proliferación de células cancerosas. Déjalos al dente para aprovechar al máximo sus nutrientes.
- Frutos rojos. Arándanos, frambuesas, granada, moras, fresas, uva ... Los pigmentos de las frutas rojas y moradas pueden prevenir el cáncer. Come una ración a diario, con piel si son de cultivo biológico.
Consúmelos de forma moderada.
Algunos alimentos y formas de cocción aumentan el riesgo de sufrir algunos tipos de cáncer. No se trata de eliminarlos de la dieta, sino de comerlos en menor cantidad y frecuencia.
- CARNE ROJA. Debido a su contenido en grasas saturadas, un consumo alto de carne de ternera, buey, cordero o cerdo incrementa el riesgo de desarrollar cáncer de colon y de recto.
- CARNE PROCESADA. Hamburguesas, salchichas, beicon, embutidos y otras carnes rojas procesadas con salo humo, curadas o fermentadas, son consideradas “carcinógenas” por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
- GRASAS. Las saturadas o «malas» están relacionadas con el cáncer de mama, colon y próstata. Las encontramos en las carnes rojas y los alimentos procesados, como los embutidos y la bollería industrial.
- ALCOHOL. Un consumo excesivo se asocia con los tumores de laringe, boca, hígado, páncreas, colon y vías biliares.
- AZÚCAR Y HARINAS REFINADAS. Las células cancerosas se alimentan de glucosa, por lo que conviene reducir los dulces, la repostería, la bollería, el pan y la harina refinados.
- BARBACOAS, PARRILLADAS Y FRITOS. Los alimentos quemados generan productos tóxicos cancerígenos. Es el caso de carnes, pescados y verduras que presentan zonas negras, o del arroz que se engancha en la paella.
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