lunes, 10 de octubre de 2016

4- La ruptura con el pasado


Sólo los fantasmas se revuelcan en el pasado, explicándose a sí mismos con descripciones basadas en sus vidas ya pasadas. Tú eres lo que eliges ser hoy en día, no lo que antes elegiste ser.

  • ¿Quién eres? ¿Cómo te describes a ti mismo? Para contestar estas dos preguntas tendrás sin duda que referirte a tu propia historia, a un pasado ya vivido, pero al que sin duda sigues ligado y del que te parece difícil escaparte.
  • ¿Cómo te describes a ti mismo? Son pequeñas etiquetas muy ordenaditas que has ido acumulando durante toda la vida.

Las autodefiniciones no son inadecuadas por naturaleza, pero pueden ser usadas de forma perjudicial. El hecho mismo de etiquetar puede ser un impedimento para el desarrollo de la personalidad.

Trata de averiguar hasta qué punto estás encadenado a tu pasado.

Todos los "Yo soy" autodestructivos provienen de estas cuatro frases neuróticas:

  1. "Así soy yo."
  2. "Yo siempre he sido así."
  3. "No puedo evitarlo."
  4. "Es mi carácter."

     Ahí están todas en un paquetito. Son las trabas que te impiden crecer, cambiar y hacer tu vida (desde este momento en adelante, que es la única vida que tienes) nueva, estimulante y llena de momentos presentes plenos y felices.

1)     Cómo empezaron esos “yo soy”

Los antecedentes a los "Yo soy" caen en dos categorías:


  1. El primer tipo de etiquetas o clasificaciones procede de la demás gente.
    1. Te las colocaron cuando eras niño y las has llevado contigo desde entonces. Es la más corriente.
  2. Las otras etiquetas son el resultado de una elección de tu parte para evitar tener que hacer cosas incómodas o difíciles.
    1. Tuvo su origen en esos rótulos tan apropiados que aprendiste a colocarte a ti mismo para dejar de hacer las cosas que no te gustan.
    2. Justificas tu actitud diciendo: "Soy demasiado viejo; no soy suficientemente inteligente; no me interesa realmente".
    3. Usas sus "Yo soy" para dejar de hacer algo que realmente quiere hacer.
Está declarando que "Yo soy un producto acabado en este sector y nunca voy a ser distinto".

Si eres un producto acabado, atado y encasillado, quiere decir que has dejado de crecer.

Los “yo soy” te limitan y son autodestructivos.

El quedarte exactamente como eres en cualquier sector de tu vida equivale a tomar una de esas decisiones que se parecen a esa muerte de la que hablamos en el Capítulo 1:

  • La única verdadera prueba de la vida es el crecimiento.
  • Si estás creciendo quiere decir que estás vivo.
  • Si no estás creciendo y desarrollándote es igual que si estuvieras muerto.
Siempre podrás crecer, mejorar, desarrollarte, volverte cada vez más y más grande.
No se trata de las cosas que simplemente no te gustan, sino más bien de echar una mirada al comportamiento que te aleja de actividades que podrían proporcionarte mucho placer y fascinación.
2)     Diez categorías típicas de “yo soy” y sus dividendos neuróticos.

  • Yo soy malo para las matemáticas, la gramática, la literatura, los idiomas, etcétera.
    • Garantiza que no te esforzarás por cambiar.
    • El "Yo soy" académico sirve para evitar que tengas que hacer alguna vez el trabajo pesado que se necesita para dominar una materia que siempre te ha parecido difícil y aburrida.
    • Mientras conserves la etiqueta de tu incapacidad ante ti mismo, tienes una disculpa hecha a medida para evitar el esfuerzo.
  • Yo soy pésimo para el tipo de actividades que necesitan cierta habilidad manual.
    • Te da la seguridad de que no tendrás que hacer ninguna de estas cosas en el futuro y justifica cualquier mala actuación en esos campos en el pasado.
    • Esta actitud refuerza tu inercia y, lo que es aún más importante, te ayuda a aferrarte a la absurda noción de que no vale la pena que hagas cualquier cosa si no la haces realmente bien.
    • Así que, a menos que seas el campeón mundial, siempre es mejor esquivar el bulto que hacerla.
  • Yo soy tímida, reservada, temperamental, nerviosa, asustadiza, etcétera.
    • Aquí se recurre a la genética para apoyar estos "Yo soy".
    • En vez de enfrentarte con ellos, simplemente los aceptas como confirmación de tu manera innata de ser.
    • También puedes echar la culpa a tus padres y usarlos a ellos como justificación o como el motivo de tu "Yo soy" actual.
    • Yo soy torpe, me falta coordinación, etcétera.
    • Estos "Yo soy" que aprendiste de niño te permiten evitar el ridículo que podrías sufrir en caso de enfrentarte con ciertas habilidades físicas que tienen otras personas.
    • Yo soy poco atractiva, fea, huesuda, demasiado alta, etcétera.
    • Estos "Yo soy" fisiológicos te sirven para evitar correr riesgos con el sexo opuesto y para justificar la pobre imagen que tienes de ti misma y la falta de amor que has escogido para tu vida.
    • Mientras sigas describiéndote a ti misma de esta forma, tendrás la excusa perfecta y hecha a medida para no ponerte en línea para una relación amorosa.
    • Tampoco tendrás que trabajar para verte bien y ser atractiva. Usas tu espejo como justificativo para no hacer la prueba. Sólo hay un problema: vemos exactamente lo que escogemos ver, incluso en los espejos.
  • Yo soy desorganizado, meticuloso, desordenado, etcétera.
    • Estos "Yo soy" relacionados con la conducta son muy útiles para manipular a los demás y para explicar por qué las cosas tienen que hacerse de cierta manera.
    • "Siempre las he hecho así." Como si la tradición fuese un motivo para hacer cualquier cosa. "Y siempre las haré así" es el mensaje no formulado.
    • Confiando en la forma que lo has hecho siempre no tienes por qué mantener la noción llena de riesgos y peligros de que podrías hacerlo de una manera diferente, y a la vez asegurarte de que todos los que están a tu alrededor lo hagan a tu manera también.
  • Yo soy olvidadiza, descuidada, irresponsable, apática, etcétera.
    • Son útiles cuando quieres justificar algún comportamiento ineficaz.
    • Estos "Yo soy" evitan que trabajes para mejorar tu memoria, o tu descuido y simplemente te disculpas con un cómodo y simple "Así soy yo".
    • Jamás tendrás que trabajar para intentar un cambio. Simplemente sigue olvidando y recordándote a ti misma que no puedes evitarlo, y siempre serás olvidadiza.
  • Yo soy italiana, alemana, judía, irlandesa, negra, china, etcétera.
    • Éstos son tus "Yo soy" étnicos y funcionan muy bien cuando se te acaban las otras excusas necesarias para explicar ciertos comportamientos, que no te favorecen pero que son demasiado difíciles de cuestionar.
  • Yo soy mandón, prepotente, autoritario, etcétera.
    • Aquí tus "Yo soy" te permiten continuar tus actitudes hostiles en vez de trabajar para desarrollar una autodisciplina.
    • Recubres el comportamiento con "No puedo evitarlo, yo siempre he sido así".
  • Yo soy viejo, anciano, estoy cansado, etcétera.
    • Con estos "Yo soy" puedes usar tu edad como justificativo para no participar en lo que pueden ser actividades arriesgadas o peligrosas.
    • Lo que implican los "Yo soy" basados en la edad es que estás definitivamente acabado en esos campos; como cada  vez serás más viejo, ya has terminado de crecer y de experimentar cosas nuevas.
3)     El círculo del “yo soy”
Las retribuciones que te brinda aferrarte a tu pasado por medio de los "Yo soy," que sacas a relucir cuando te conviene, pueden ser resumidos nítidamente en una palabra: evasión.

Siempre que quieres evitar cierto tipo de actividades o ignorar algún defecto de tu personalidad, podrás justificarte con un "Yo soy".

Si usas estas etiquetas durante un tiempo lo suficientemente largo, verás que empiezas a creerlas tú mismo y en ese momento presente eres ya un producto acabado destinado a seguir siendo lo que eres para el resto de tus días. Las etiquetas te permiten evitar el riesgo y el difícil trabajo pesado de tratar de cambiar. También perpetúan el comportamiento que las provocó.

La recompensa número uno por aferrarte al pasado y refugiarte en tus "Yo soy," es rechazar cualquier posibilidad de cambio.

Cada vez que usas un "Yo soy" para explicar un comportamiento que te disgusta piensa en ti mismo como encerrado en una caja alegremente decorada, envuelto y empaquetado como un producto listo y acabado.

Por supuesto, es más fácil describirte a ti mismo que cambiar.

4)     Algunas estrategias para liberarte del pasado y eliminar tus “yo soy”.

Dejar atrás el pasado implica correr ciertos riesgos.

  • Eliminar los "Yo soy" cada vez que te sea posible.
    • Sustitúyelos con frases como: "Hasta ahora había escogido ser así", o "Yo solía clasificarme así...".
  • Anuncia a tus seres más próximos que vas a tratar de eliminar algunos de tus "Yo soy,".
    • Decide cuáles son los más importantes y pídeles que te lo recuerden cada vez que los saques a relucir.
    • Ponte metas de conducta para comportarte de manera muy diferente de lo que has hecho hasta ahora.
  • Habla con algún amigo de confianza que te ayude a combatir las poderosas influencias del pasado.
    • Pídele que te haga alguna señal silenciosa, como darse un pequeño tirón de orejas cada vez que te vea caer en uno de tus viejos "Yo soy".
  • Escribe un diario donde vayas anotando tus comportamientos autodestructivos, y apunta no sólo tus actos sino también lo que sentías cuando te comportabas de esa manera.
    • Durante una semana apunta en una libreta la hora exacta, la fecha y la ocasión en que usas cualquiera de los "Yo soy" autodestructivos, y esfuérzate por disminuir el número de apuntes.
    • Usa la lista que dimos al principio de este capítulo como guía para las anotaciones en tu diario.
  • Estáte siempre alerta para notar cualquiera de estas cuatro frases neuróticas y cada vez que vuelvas a pensarlas corrígete en voz alta de la siguiente manera.
    • Cambia.  "Así soy yo"... a... "Así era yo".
      • "No puedo evitarlo"... a... "Puedo cambiar si lo intento seriamente".
      • "Siempre he sido así"... a... "Voy a ser diferente".
      • "Es mi naturaleza",... a... "Así creía yo que era mi naturaleza".
  • Trata de concentrarte para eliminar un "Yo soy" en un día determinado.
  • Puedes interrumpir tu propio "Círculo de "Yo soy"" entre los puntos 3 y 4 y decidir sacarte de encima esas viejas excusas que te servían para evadirte.
  • Encuentra algo que no has hecho nunca y dedica una tarde para esa actividad.
    • Después de haberte sumergido durante tres horas en una actividad completamente nueva, alguna actividad que siempre habías evitado, fíjate si aún puedes usar el mismo "Yo soy," que usaste esa mañana.

Todos tus "Yo soy" son fórmulas aprendidas de evasión y tú puedes aprender a hacer casi cualquier cosa si así lo decides.
5)     Algunos pensamientos para terminar


  • No existe algo que se pueda llamar naturaleza humana. La frase está diseñada para encasillar a la gente e inventar excusas.
  • Tú eres producto de la suma total de tus elecciones, y cada uno de los "Yo soy" que tanto cuidas, podría ser rebautizado o reetiquetado: "He escogido ser".
  • ¿Quién eres tú? y ¿Cómo te describes a ti mismo? Piensa en algunas etiquetas deliciosas que sean completamente nuevas y no estén relacionadas en absoluto con las cosas que los demás han elegido para ti, o con las que tú habías elegido para ti hasta ahora.
  • Pásate la vida aprendiendo.
    • Recuerda lo que dijo Merlín sobre la educación:

"Lo mejor para la tristeza es aprender algo. Es lo único que no falla nunca. Puedes envejecer y sentir toda tu anatomía temblorosa; puedes permanecer durante horas por la noche escuchando el desorden de tus venas; puedes echar de menos a tu único amor; puedes ver al mundo a tu alrededor devastado por locos perversos; o saber que tu honor es pisoteado por las cloacas de inteligencias inferiores. Entonces sólo hay una cosa posible: aprender. Aprender por qué se mueve el mundo y lo que hace que se mueva. Es lo único que la inteligencia no puede agotar, ni alienar, que nunca la torturará, que nunca le inspirará miedo ni desconfianza y que nunca soñará con lamentar, de la que nunca se arrepentirá. Aprender es lo que te conviene.

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