lunes, 31 de octubre de 2016

7- Rompiendo la barrera de los convencionalismos

“No hay reglas ni leyes ni tradiciones que se puedan aplicar  universalmente... incluyendo ésta”.
  • El mundo está lleno de "debes hacer esto," que la gente aplica a su comportamiento sin previa evaluación; y la suma total de todos estos "debes," componen una gran zona errónea.

Es muy posible que te dejes guiar por una serie de normas y principios con los que ni siquiera estás de acuerdo, y que sin embargo, seas incapaz de romper con ello y decidir por ti mismo lo que te va bien o no te va bien a ti personalmente.

  • No hay nada absoluto. No hay normas ni leyes que siempre tengan sentido, o que sean beneficiosas para todos en todas las ocasiones. La flexibilidad es una virtud mayor y sin embargo, puede que te sea difícil, e incluso imposible, quebrantar una ley inútil o violar una tradición absurda.
  • Cuando descubras que estás haciendo cosas desagradables y que no son productivas debido a algún "debe", quiere decir que has renunciado a tu libertad de elección y estás permitiendo que te controle alguna fuerza exterior.

1)     Locus de control internos, frente a locus de control externos

  • Se ha calculado que un 75% de la gente en nuestra cultura tienen una orientación de personalidad más externa que interna.

Ser "externo," quiere decir que tú responsabilizas de tu estado emocional en tus momentos presentes a alguien o algo externo, o sea algo que está fuera de ti mismo.

  • La persona que tiene un "locus" de control interno es la que coloca firmemente sobre sus propios hombros toda la responsabilidad por lo que él mismo siente, y este tipo de persona es muy rara dentro de nuestra cultura.
    • Al contestar ese tipo de preguntas contesta con respuestas interiormente dirigidas como ser:
      • "Lo que me digo a mí mismo es un error"
      • "Le doy demasiada importancia a lo que dicen los demás"
      • "Me preocupa lo que pueda decir la demás gente"
      • "No soy lo suficientemente fuerte para evitar ser desgraciado"
      • "No tengo habilidad suficiente para impedirme a mí mismo el no ser desdichado".
    • Del mismo modo, cuando la persona con coherencia interior está en buena situación, contesta con referencias que empiezan con un "Yo" o "A mí", como por ejemplo:
      • "Yo trabajé duro para ser feliz"
      • "Yo he logrado que las cosas me funcionen"
      • "Me estoy diciendo a mí mismo cosas positivas"
      • "Yo soy responsable de mí mismo y es aquí donde quiero estar".
  • Así pues hay una cuarta parte de la gente que asume la responsabilidad de sus propios sentimientos y el resto le echa la culpa de los mismos a causas externas.
  • Nunca lograrás tu propia realización si persistes en dejarte controlar por fuerzas externas o si persistes en pensar que eres controlado por fuerzas externas.
El ser eficiente y positivo no implica la eliminación de todos los problemas que se te presentan en la vida. Lo que sí implica e importa es el mover el locus de control del exterior al interior. De esa manera te responsabilizas tú mismo personalmente de todo lo que experimentas emocionalmente.

  • Tú puedes analizar más detenidamente estas "reglas" y empezar a ejercitar un control interno sobre tu propio pensamiento, tus propios sentimientos y tu propio comportamiento.
2)     La culpabilidad y el “culto al héroe”:
Puntos extremos del comportamiento orientado hacia el exterior.

  • Echar la culpa a los demás, o culpabilización, es una artimaña muy práctica cuando no quieres asumir la responsabilidad de algo que pasa en tu propia vida. Es el refugio de la gente orientada hacia el exterior.
    • Todo tipo de culpabilización es una pérdida de tiempo.
    • Lo único que hace la culpabilización es alejar la atención de ti cuando buscas razones externas para explicar tu infelicidad o frustración.
    • Puedes lograr no pensar en ello, pero no lograrás cambiarlo.
  • El extremo opuesto aparece cuando sale a la superficie el culto al héroe; o sea una exagerada admiración por otra persona.
    • En este caso, te puedes encontrar mirando a los demás para determinar tus propios valores.
      • Si fulanito de tal lo hace, pues yo también debo hacerlo.
      • Hace que los otros sean más importantes que tú y condiciona tu propia realización a algo exterior a ti.
    • Modelas tu comportamiento en el patrón de los demás.
    • Tus héroes son seres humanos.
      • Todos son seres humanos.
      • Cada día hacen las mismas cosas que tú.
      • Les pica donde a ti te pica;
      • por la mañana tienen mal aliento igual que tú.
  • Te estás portando como un tonto si buscas fuera de ti mismo la explicación de cómo te debes sentir o qué cosas debes hacer.
  • Darte el crédito de lo que haces y asumir su responsabilidad representa dar el primer paso para eliminar esta zona errónea. Sé tú mismo tu propio héroe.
  • Verás que en el lado interior, no existen "debes" universales, ni para ti ni para los otros.

3)     La trampa de lo correcto contra lo incorrecto.

  • El tema de la discusión eres tú y cómo tus conceptos del bien y del mal se interponen en tu propia felicidad. Tus bien y mal son tus "debes" universales.
  • Quizás has adoptado posturas no sanas como por ejemplo que lo correcto incluye lo bueno y lo justo, mientras que lo incorrecto es malo e injusto. Esto es una tontería.
  • El bien y el mal en este sentido no existen.
    • La palabra correcto implica una seguridad, una garantía, de que si haces algo de cierta manera el resultado será necesariamente positivo. Pero no hay garantías.
    • Puedes empezar a pensar en el sentido de que cualquier decisión que tomes puede traerte algo diferente, o más efectivo o legal, pero en el momento en que empieza a ser una cuestión de bien contra mal, caes en la trampa de "Yo siempre tengo que hacerlo bien o tener razón y cuando no me van bien las cosas o no me va bien con la gente, me deprimo y soy infeliz".
  • Existe una tendencia general a dicotomizar, o a dividir el mundo ordenadamente en extremos como blanco/negro, sí/no, bueno/malo y bien/mal.
    • Son pocas las cosas que caben dentro de estas categorías y la mayoría de la gente inteligente ambula por zonas grises, posándose rara vez en la zona blanca o en la negra.
    • Esta proclividad a tener la razón, a estar bien, es muy evidente en el matrimonio y en otras relaciones adultas
    • Las personas son diferentes y ven las cosas desde perspectivas diferentes.
  • La única manera de salirse de esta trampa es dejar de pensar de esa manera errónea de bien contra mal.
    • "En vez de tratar de convencer a tu mujer de lo equivocada que está, ¿por qué no conversas simplemente sobre temas que no impliquen "debes" de parte de ella o que esté de acuerdo contigo desde tu punto de vista?
    • Si le permites ser diferente a ti, eliminarás las discusiones incesantes en las que pretendes tener la razón".

4)     La indecisión como factor desencadenante del pensamiento en términos de bien y mal.
  • Quizás a ti te cueste tomar decisiones incluso para asuntos triviales. Ésta es una consecuencia directa de la tendencia a dividir las cosas en categorías de bien y de mal.
  • La indecisión proviene de querer tener razón, de hacerlo bien; y el posponer la elección te impide enfrentarte con la ansiedad que escoges sentir cada vez que te equivocas.
Cuando hayas logrado eliminar el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto de cada decisión, entonces te será facilísimo tomar decisiones.
  • Igualmente puedes disminuir tu tendencia neurótica a la indecisión pensando que los posibles resultados no serán ni buenos ni malos, ni correctos o incorrectos, ni siquiera mejores o peores. Simplemente serán diferentes.
  • Cuando logres abandonar esos equivocados y autodestructivos bien y mal, te darás cuenta de que tomar una decisión es simplemente una cuestión de pensar cuáles son las consecuencias que prefieres en un momento presente determinado.
Y si empiezas a optar por arrepentirte en vez de tomar una decisión, en vez de decidir que el arrepentimiento es una pérdida de tiempo (porque te mantiene viviendo en el pasado), simplemente habrás podido tomar una decisión distinta en tu próximo momento presente, decisión que tendrá consecuencias que la decisión anterior no logró aportar.

Nada es más importante que cualquier otra cosa. Son cosas diferentes y nada más.
  • Tu eficacia no se mide por tu capacidad de elección. La manera en que te manejas emocionalmente después de haber hecho cualquier elección es el mejor barómetro de tu entereza en el momento presente ya que una elección apropiada implica esos "debes" que estás tratando de eliminar.
  • El pensar de una manera nueva será útil en dos sentidos:
    1. Eliminarás esos "debes" inútiles y te convertirás en una persona más volcada hacia el interior.
    2. Encontrarás que es menos dificultoso tomar decisiones sin esas categorías erróneas de bien y de mal.

5)     La insensatez de los “debes” y “deberías”
  • Los debes y deberías siempre producen una sensación de tensión que aumenta a medida que la persona trata de actualizar sus "debes" dentro de su comportamiento.
  • Existe la misma cantidad de "debes", que de "no debes". Éstos incluyen los:
    • no debes ser grosero, tonto, necio, infantil, lascivo, sombrío, agresivo, malhumorado, y muchos más.
    • o    No tienes que "deberizarte". Nunca jamás.
    • o    No pasa nada si no guardas la compostura o no entiendes.
    • o    Te es permitido no tener dignidad si así lo escoges.
    • o    Nadie te está Llevando la cuenta ni nadie te va a castigar por no ser algo que otra persona dijo que deberías ser.
    • o    Por lo demás, nunca puedes ser nada que no quieras ser, todo el tiempo. Simplemente no es posible.
  • Lo que produce tensión no es tu comportamiento indiscreto, indigno, intolerante o lo que sea, sino la imposición de los "debes,".

6)     La etiqueta como un “debes”
  • La etiqueta es un buen ejemplo de enculturización inútil y malsana.
  • Si bien los buenos modales son muy convenientes (significan consideración por la demás gente), como el noventa por ciento de todas las normas de etiqueta, en realidad son reglas sin sentido que fueron pensadas arbitrariamente en un momento dado. No existe una manera apropiada para ti; sólo lo que tú decides es lo apropiado para ti, siempre que no les compliques las cosas a los demás o se las dificultes.
  • Puedes ser tú quien escoja cómo vas a presentar a la gente, qué propina vas a dar, qué es lo que te vas a poner, cómo vas a hablar, dónde te vas a sentar, cómo vas a comer, basándote estrictamente en lo que tú quieras.
  • Cada vez que caigas en la trampa del "¿Cómo me debo vestir para esta ocasión?" o "¿Cómo tendré que hacerlo?" estarás cediendo una parte de ti mismo.
    • Yo no trato aquí de impulsarte a ser un rebelde social ya que ésa sería una de las formas de búsqueda de aprobación por medio de un comportamiento inconformista.
    • Estoy tratando más bien de pedirte que el desarrollo cotidiano de tu vida sea dirigido y orientado por ti mismo y no por los demás. Ser leal a ti mismo.

7)     La obediencia ciega a las normas y las reglas.
  • Algunos de los comportamientos humanos más despreciables de que se tenga conocimiento tuvieron como pretexto la obediencia a órdenes superiores
  • Los que son demasiado perezosos o comodones como para pensar por sí mismos y ser sus propios jueces, obedecen las leyes. Otros sienten sus propias leyes dentro de ellos mismos; éstas les prohíben cosas que cualquier hombre honesto haría cualquier día del año y les permiten otras cosas que suelen considerarse despreciables. Cada persona debe pararse sobre sus propios pies.
  • Tu destino será vivir una vida de servidumbre emocional si tienes que acatar las leyes y las reglas todo el tiempo.
  • Pero nuestra cultura nos enseña que es malo desobedecer, que no debes hacer nada que vaya en contra de los reglamentos.
  • Lo importante es determinar por ti mismo cuáles son las normas que funcionan, y cuáles pueden romperse sin perjudicar a los demás ni a ti mismo.
  • El rebelarse por rebelarse no produce beneficios pero son muchas las recompensas que se derivan de ser tu propia persona, tú mismo y de vivir tu vida de acuerdo a tus propias normas.

8)     Sobre la conveniencia de negarte a seguir las tradiciones y aceptar la enculturización cuando éstas tienen un efecto negativo sobre tu persona.

  • El progreso depende de seres que son innovadores, que rechazan los convencionalismos y modelan sus propios mundos. A fin de pasar de la aceptación a la acción, tendrás que aprender a resistirte a la enculturización y a las influencias que te presionan para que te sometas.
  • Para poder funcionar plenamente, la resistencia a la enculturización es una condición casi indispensable. Puede que algunos te consideren un  insubordinado y ése es el precio que tendrás que pagar por el hecho de pensar por ti mismo.
  • Incluso las leyes y reglas más sensatas no son aplicables en todo tipo de circunstancias.
    • Uno no tiene que ser siempre como espera que uno sea el ambiente cultural que nos rodea.
    • Vivir tu propia vida implica flexibilidad y repetidas evaluaciones personales acerca del funcionamiento apropiado de las normas en algún momento presente específico.
  • Si quieres aprender a oponer resistencia a la enculturización, tendrás que aprender a ignorar muchas cosas. Otros seguirán eligiendo obedecer aunque esto les perjudique; y tú tendrás que aprender a respetar su elección sin irritarte.
  • La resistencia a la enculturización significa tomar tus propias decisiones y llevarlas a cabo lo más eficiente y serenamente posible. Nada de bombos y platillos o demostraciones hostiles. Simplemente encógete de hombros mientras los otros siguen a las ovejas del rebaño.
    • Si ellos quieren comportarse de esa manera, está muy bien para ellos, pero no para ti.
    • Armar un lío es casi siempre la mejor manera de atraer la ira y crearte obstáculos.
    • Todos los días te encontrarás con muchas oportunidades en que será más fácil evitar sencillamente las reglas en vez de organizar un movimiento de protesta.
    • Tú puedes decidir el tipo de persona que tú quieres ser, o la que los demás quieren que seas. Esto depende de ti.
  • Virtualmente todas las ideas que han producido cambios en nuestra sociedad fueron en uno u otro momento rechazadas desdeñosamente y muchas de ellas fueron también ilegales. Todo progreso implica una oposición violenta, pues es un insulto a los viejos reglamentos que ya no tienen vigencia. La gente ridiculizó a los Edison, Henry Ford, Einstein y Wright, hasta que éstos triunfaron.
  • Tú tendrás también que enfrentarte con desprecios y desdenes cuando empieces a oponerte a las reglas y políticas sin sentido.
9)     Algunos típicos comportamientos del “debería”
  • Creer que hay un lugar para cada cosa y que cada cosa debe estar en su lugar.
  • Preguntar: "¿Cómo debo vestirme para esta ocasión?" de forma regular, como si hubiera una sola manera apropiada de vestirse y ésta fuera determinada por otra gente.
  • Aceptar las afirmaciones de que ciertas bebidas van con ciertas comidas; que con el pescado y las aves hay que beber vino blanco; que el vino tinto es apropiado sólo para la carne.
    • Estar encerrado en las reglas de alguna persona que ha decidido qué hay que comer y con qué.
  • Trasladar la culpa de tus actos a otras personas.
    • "En realidad la culpa es de ella; por ella llegamos tarde." "No me culpes a mí, él es quien lo hizo."
  • Tener que asistir a una boda a la que te han invitado y enviar un regalo aunque no te gusten los novios.
    • Simplemente no desechar las invitaciones aunque quisieras hacerlo.
    • Del mismo modo, asistir a un entierro al que preferirías no ir, pero lo haces porque eso se espera de ti.
  • Darles títulos a los que te sirven, lo que por implicación los encumbra a una posición más elevada que la tuya.
  • Irte a la cama cuando es hora de dormir y no cuando estás cansado.
  • Tener relaciones sexuales de sólo una o dos maneras, porque ésas son las únicas formas aceptables, o participar en actividades sexuales sólo cuando las circunstancias son apropiadas, como por ejemplo que los niños estén dormidos, que no estés cansado, que la habitación esté oscura, que estés en tu propia cama y así por el estilo.
  • Seleccionar roles en el diario vivir porque la cultura lo impone o demanda.
    • Las mujeres friegan los platos, los hombres sacan la basura.
    • El trabajo de la casa es para la esposa; el trabajo afuera es para el marido.
    • Los niños hacen esto; las niñas lo otro.
  • Obedecer una serie de tontas reglas y tradiciones domésticas que no funcionan para tu familia, como:
    • pedir permiso para levantarse de la mesa,
    • el que todos coman al mismo tiempo o a la misma hora cuando en realidad es más incómodo hacerlo de esa manera;
    • irse a dormir con un horario  injustificado.
  • Seguir las normas impuestas por todos los carteles de señales aunque no tengan sentido. ¡No hablar! ¡No pasar! ¡No a cualquier cosa! Sin jamás desafiar los dictados de una señal.
  • Por ley.
  • Comer todos los domingos en casa de mamá, aunque preferirías no hacerlo.
    • Después de todo, es una tradición y si a todos no les gusta, incluyendo a mamá, hay que preservar la tradición.
  • Al leer un libro, empezar siempre por la primera página y leerlo entero hasta el final, a pesar de que gran parte de él no te interese o no te sirva.
    • Terminar un libro que no te gusta simplemente porque has llegado a la mitad, y, si has leído la mitad, tienes que leerlo todo.
  • Que las mujeres no inviten nunca a los hombres a salir.
    • O no empezar nunca una conversación telefónica, o abrirle la puerta a un hombre, o pagar la cuenta, o seguir muchas tradiciones absurdas por el estilo que no sirven para nada en realidad.
  • Mandar tarjetas de felicitación por Navidades y Fiestas cuando te molesta hacerlo.
  • Tratar de sacar buenas notas en los estudios o forzar a tus hijos a que las saquen.
    • Aprender y estudiar no para tu propia satisfacción sino por los símbolos que eventualmente aparecerán en el diploma.
  • Preguntarse siempre "¿Será ella/él la persona apropiada para mí?" y andar siempre atormentado en busca de la persona adecuada.
  • Ir a todas partes con tu pareja porque así se supone que tiene qué ser aunque ambos prefieran estar en sitios diferentes en un momento dado.
  • Consultar siempre con uno de esos libros que explican cómo hacer las cosas, porque cada cosa, cada trabajo debe hacerse de cierta manera.
    • No poder diferenciar entre los manuales que proporcionan información útil y los que simplemente te dicen cómo tendrían que ser las cosas.
  • Darle mayor importancia a las recompensas, títulos, honores y a todos los emblemas honoríficos que a tu propia evaluación de lo que has logrado y haces.
  • Decir: "¡Yo no podría ser nunca tan grande como...!"
  • Aplaudir en un teatro cuando no te gustó la función.
  • Dar propina cuando has sido mal atendido.
  • Comportamientos del tipo de los fanáticos del deporte, enloqueciéndote por el triunfo o fracaso de tu equipo favorito, y vivir como de prestado a través de los logros o falta de logros de los atletas.

10)  Una ojeada a algunas de las retribuciones más comunes de la “deberización”
  • Puedes disfrutar el hecho de ser "un buen chico" o "una buena chica," cuando aceptas todos los "deberías. Regresas a un período anterior de desarrollo cuando se te recompensaba con unas buenas dosis de aprobación cada vez que te portabas bien, lo que significaba depender de que otra persona establezca tus normas de conducta.
  • Tu sumisión y obediencia al "deberías" exterior te permite atribuirle toda la responsabilidad de tu inacción al "deberías" en vez de asumirla tú mismo. Podrás evitar los riesgos que implica el confiar en ti mismo para cambiar. Así pues, tus "deberías" evitan tu crecimiento.
  • Tus "deberías," te permiten maniobrar a los demás. Al decirle a un tercero que las cosas se deben hacer de una forma determinada, puedes lograr que lo haga como tú quieres.
  • Es más fácil sacar a relucir un "debería" cuando te falta confianza en ti mismo. Al palidecer tu propia imagen, el "debería," te sirve de baluarte.
  • Mejoras la opinión de ti mismo en tu propia mente a expensas de los demás porque éstos no obedecen las normas establecidas.
  • Puedes ganarte la aprobación de los demás adaptándote a lo establecido. Te sientes bien porque te integras, que es lo que siempre te han dicho que debes hacer.
  • Mientras tus pensamientos estén enfocados en los demás y mientras vivas a través de tus éxitos y fracasos, no tendrás que trabajar contigo mismo.

11)  Algunas estrategias para eliminar algunos de tus “deberías
  • Empieza echando una ojeada indagatoria y profunda a tu comportamiento. Pregúntate a ti mismo si realmente crees en ellos, o si simplemente te has acostumbrado a comportarte de esa manera.
  • Haz una lista de todas las normas que cumples y respetas y que no te parecen pertinentes. Luego, haz tus propias "normas de conducta" escogiendo las que tengan más sentido para ti.
  • Empieza a crear tus propias tradiciones. Unas tradiciones que tengan sentido para ti.
  • Organiza una reunión de consulta con tus parientes y amigos para discutir las múltiples normas de conducta que todos seguís y que no os gustan o encontráis desagradables. Quizás entonces, podréis formular unas nuevas normas que a todos os parezcan más razonables. Te darás cuenta de que las viejas normas siguen vigentes porque nadie ha pensado seriamente en desafiarlas o en poner en duda su eficacia y actualidad.
  • Haz un diario externo/interno. Anota tus referencias "externas" en las que confieres a otros la responsabilidad de lo que tú estás sintiendo. Comprueba si puedes trasladarte al lado "interno" con algunos actos de valor.
  • Comprueba cuántas normas les impones a los demás. Pregúntales si realmente necesitan esas directivas o si se comportarían de la misma manera sin ellas. Puede que incluso te des cuenta de que ellos pueden proponer pautas más eficientes y flexibles que las tuyas.
  • Corre el riesgo de enfrentarte u oponerte a alguna regla o política que quisieras eliminar. No te dejes guiar por las normas de otros que terminan convirtiéndote en víctima como resultado final.
  • Piensa en las decisiones como en actos que provocarán diferentes resultados en vez de actos que están bien o están mal. Al tomar decisiones, elimina la noción de bien y mal y di que cualquiera está bien, sólo que cada una traerá distintas consecuencias. Confía en ti mismo al tomar una decisión en vez de buscar un apoyo externo que te ofrezca alguna garantía.
  • Complácete a ti mismo en vez de acatar normas externas.
  • Trata de vivir tus momentos presentes y haz tus normas y tus "debería" para esa ocasión solamente. En vez de asumirlos como universales, reconócelos como pertinentes y aplicables sólo a este momento.
  • Rehúsa compartir con nadie tu comportamiento antinormativo. Es sólo para ti, y no quieres caer en una posición de búsqueda de aprobación.
  • Rechaza los roles que tú (y otros) están asumiendo en tu vida. Sé lo que quieres ser, sea lo que sea, en vez de lo que crees que se espera de ti porque eres hombre, mujer, un ser maduro, o lo que sea.
  • Niégate en un momento dado de la conversación a hablar de los demás. Practica durante períodos cada vez más extensos a no proyectar sentimientos de culpa sobre los demás, o hablar de otra persona, hecho, o idea de modo quejumbroso o culpabilizador.
  • Deja de esperar que cambien los demás. Pregúntate a ti mismo por qué han de cambiar simplemente porque a ti te gustaría que así fuera. Reconoce que todas las personas tienen derecho a ser lo que escogen ser, incluso si te irritan siendo así.
  • Haz una lista de culpas, detallando todo lo que te disgusta en ti mismo.
    • Qué, quién tiene la culpa:
      • Soy demasiado gordo/a: mi metabolismo, los restaurantes, mamá, la genética.
      • Tengo mala vista: Mis padres, abuelos, Dios, la genética, los estudios.
      • Soy fatal para las matemáticas: Mis profesores primarios, hermana, genes matemáticos deficientes, mamá.
      • No tengo novio/novia: La fortuna, todos en la escuela son unos monstruos, no me dejan maquillarme.
    • Qué es lo que me disgusta de mi y de mi vida:
      • Soy demasiado alto/a: Los genes, Dios, mamá.
      • Soy desgraciado/a: La situación económica, el divorcio, mis hijos me odian, mi mala salud.
      • Mi pecho es demasiado pequeño: Mamá, la genética, los genes, nutrición deficiente de pequeña, Dios, el Diablo.
      • El color de mi pelo: Helena Rubinstein, los genes, mis amigas, el sol.
      • La situación mundial me preocupa
      • Mis vecinos son odiosos.
      • Mis fracasos en el tenis.
      • No me siento bien
      • Los presidentes Ford, Nixon, Johnson, etc.; el comunismo, la humanidad.
      • El vecindario, "Esa calaña de gente", las normativas del barrio.
      • El viento, el sol, la red está demasiado alta/baja, me distraen, me dan calambres, me duele el brazo/pierna, etcétera
      • Mi metabolismo, la regla, mi médico, la comida, el calor, el frío, el viento, la lluvia, el polen. Lo que sea.
Constata si eres diferente ahora que has repartido cuidadosamente las faltas y la culpa entre la gente y las cosas que son responsables de tus sentimientos. Sigues siendo exactamente el mismo. Le eches o no la culpa a alguien o a algo, sigues siendo el mismo a menos que hagas algo constructivo para corregir lo que no te gusta:
  • Declara en voz alta que acabas de culpar a alguien por algo y que estás trabajando contigo mismo para eliminar este tipo de comportamiento. De esta manera estarás atento a los síntomas que demuestren tu tendencia a continuar en esta dirección.
  • Decide que toda la infelicidad que escojas será el resultado de tu propio esfuerzo y de tu propio comportamiento y nunca el resultado de las acciones de otra persona.
  • Cuando alguien te está culpabilizando pregúntale amablemente: "¿Te gustaría saber si yo quiero oír lo que ahora me estás diciendo?". Enseña a los otros a no usarte como un receptáculo de culpa, y empieza a clasificar las actitudes culpabilizadoras y echadoras de culpa en la demás gente de modo que puedas aprender a reconocerlas en ti mismo.
  • Trata de cambiar los viejos hábitos por actitudes y comportamientos nuevos y distintos; quizás una cena a medianoche; cambiando tu posición sexual o poniéndote el vestido que te gusta. Empieza a tener confianza en ti mismo dándoles menos importancia a esos "deberías" externos.
  • Trata de recordar que lo que hace la otra gente no es lo que te molesta, sino tu reacción. En vez de decir: "No deben hacer eso", di: "Me pregunto por qué me molesto con lo que están haciendo".
12)  ALGUNOS PENSAMIENTOS FINALES SOBRE EL COMPORTAMIENTO "DEBERIZADOR"
     En 1838, Ralph Waldo Emerson escribió en Éticas literarias:
     "Los hombres muelen y muelen en el molino de un axioma y lo único que sale es lo que allí se puso. Pero en el momento mismo que abandonan la tradición por un pensamiento espontáneo, entonces la poesía, el ingenio, la esperanza, la virtud, la anécdota ilustrativa, todo se precipita en su ayuda"
  • ¡Qué pensamiento más hermoso! Sigue con la tradición y siempre serás el mismo, pero tírala por la borda y el mundo será tuyo y podrás usarlo tan creativamente como lo desees, como escojas.
  • Conviértete en el juez de tu propia conducta y aprende a confiar en ti mismo para tomar las decisiones del momento presente. Deja de buscar en las tradiciones y las normativas de toda la vida la respuesta adecuada.
  • Canta tu propia canción de felicidad de la manera que escojas cantarla, sin preocuparte ni importarte cómo se supone que debe ser.

Fuente: Tus zonas erróneas (W. Dyer)

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